miércoles, 10 de septiembre de 2025

LOS JUEGOS DE PALABRAS


Es poco recordada la afición de la religión órfica por los juegos de palabras. Juegos fónicos o gráficos que
evocan una relación conceptual diversa de la aparente, que se supone reside en una realidad mistérica, profunda, que sólo el iniciado advierte
La fórmula σῶμα-σῆμα popularizada por Platón (Fdr. 250e, Cra. 400c y Grg. 493a) no sólo es la más conocida sino también la que mejor representa al orfismo. En ella se sintetiza
un principio fundamental de su doctrina: la idea de que el alma se encuentra sepultada en el cuerpo, cumpliendo castigo por una culpa primordial, como si hubiera sido condenada a muerte. Lo que llamamos <<vida>> no es tal, sino que en realidad es <<muerte del alma>>.
Imagino ejercicios análogos en la comunidad acéfala. Imagino aunque el secreto, al igual que para los seguidores de Orfeo, no permaneció inviolado. Una ceremonia inacabada: la súplica nocturna de ser degollado; exigencia incumplida, desobedecida, si tenemos en cuenta que no es otro que el fundador de la sociedad secreta quien debe ser sacrificado. Una ceremonia inacabada y poco más: no estrechar manos antisemitas, conmemorar la ejecución de Louis XVI en la place de la Concorde 
-"es justamente el lugar donde debe anunciarse y gritarse la muerte de Dios porque el obelisco es su negación más tranquila"-, 
algunos hábitos culinarios, un ritual de traslado hasta el sanctum sanctorum, un árbol fulminado, y el silencio:
“La recomendación era: ¡Meditáis, pero en secreto! ¡Jamás deberéis decir a nadie lo que habéis sentido o pensado!”

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Participo, no exento de la reglamentaria <<avidez pueril>> de la comunidad con un juego, una fórmula: cima-sima. 


Fulgurar como estrella. Encumbrarse. Remontar “con gran esfuerzo, agotado, pendientes vertiginosas”. Todo esto implica al mismo tiempo algo no distinto al hundimiento en EL FONDO DE LOS MUNDOS; al hundimiento en aquello que no es Dios –ni la posibilidad mística de encuentro con– sino su imposibilidad; la imposibilidad de su sustanciación: de enunciarlo como acabamiento del mundo, del <<ser>> si se prefiere; de enunciarlo como verdad; de enunciarlo…–.

SIMA-CIMA: <<gastos ruinosos>>: erotismo, suplicio y risa; son lo que las llaves al cerrojo del éxtasis. 

CIMA-SIMA: inestabilidad, desequilibrio y vértigo; "sólo un pueblo podría soportarlo".

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Invoco dos cultos mutuamente excluyentes. Los órficos, junto a los pitagóricos, son las primeras expresiones de religiones soteriológicas en Grecia antigua. Antes de su surgimiento, el griego se convertía en sombra después de la muerte. Luego, para borrarse una mácula, el alma inmortal exigió prácticas ascéticas, purificaciones a través del cuerpo. Nada que aleje más de la cumbre: el error y la miseria de Dios, de los Dioses, de las religiones, es el φαρμακός, la cura. No se cura del mundo, de la vida (<<muerte del alma>>); no hay cura del FONDO DE LOS MUNDOS. Aun si el φαρμακός no es otro que el cuerpo mismo, ascesis sacrificial –herida–, éste se consagraría a un dios acabado. 

¿Es Zagreo, el niño cornudo, el tres veces nacido, un dios acabado? No lo es, en todo caso, cuando sus restos yacen fulminados –como aquel árbol– junto a los de los titanes, sus asesinos; mezclados, sucios, corruptos, malditos e incompletos.


Vida-muerte-vida 
Verdad
Dio(niso), órficos.

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